La leche materna está compuesta por: agua, proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales, además de contener hormonas y enzimas.

La leche está en un 88% constituida por agua lo que ayuda a mantener un equilibrio electrolítico en nuestro hijo.

Aunque la concentración de proteínas es baja en la leche humana (0,9 g/100 ml) es lo que el recién nacido necesita para su óptimo desarrollo.

Este es de los componentes más variables pues presenta cambios tanto en el contenido total de grasa, así como en la composición de ácidos grasos, siendo el principal aporte de energía para el niño después del nacimiento.

El principal hidrato de carbono es la lactosa y en la leche materna está presente en  aprox. 7 g por 100 ml, que ayuda a que el cuerpo del pequeño absorba con facilidad el calcio y el hierro.

Las vitaminas que contiene la leche materna son las necesarias para nuestro pequeño, sin embargo, estas pueden variar dependiendo de la alimentación de la madre. Dentro de las que se pueden encontrar en este alimento están las vitaminas A, K, E, D, las liposolubles y las hidrosolubles.

La concentración de estos es baja en la leche materna sin embargo cumplen con los requerimientos nutricionales que el lactante necesita. Aquí se encuentran el calcio, fósforo, hierro, zinc, cobre, cobalto, selenio, cromo, manganeso, aluminio, plomo, cadmio y yodo.

Recuerda que la leche materna es lo mejor para el lactante y se recomienda por el mayor tiempo posible. 

Estos elementos se adaptan y cambian de acuerdo a la edad del niño.